🖋 – 3 de diciembre de 2024

Cuando Jon M. Chu fue anunciado como director de Wicked, la adaptación cinematográfica del famoso musical de Broadway basado en la novela de Gregory Maguire, muchos imaginaron que el proyecto sería un verdadero espectáculo visual. Pero… Chu logra más que eso: transforma esta doble adaptación – tanto de la novela como del musical – en una experiencia que rebasa la pantalla. Casi, en términos cinematográficos, «rompe la cuarta pared» para involucrar al espectador y diluir los límites entre la realidad y la fantasía.

La participación de Cynthia Erivo como Elphaba y Ariana Grande como Glinda son el corazón de la película. Ambas, con voces sinniguales, añaden una nueva dimensión a los personajes, logrando transmitir sus dilemas internos y la complejidad de su relación. La música se convierte en un lenguaje que no solo cuenta la historia, sino que también la colorea.

Uno de los aspectos más impactantes de la película es, justamente, el uso del color. Los tonos brillantes no sólo forman parte de los personajes y escenarios, sino que también los dotan de significado. La protagonista, Elphaba Thropp, es verde, y este rasgo físico – que debería ser casual y no tener relevancia – se convierte en el motor de la discriminación que sufre. En ella resuenan ecos históricos de prejuicios raciales, particularmente hacia los negros, una lectura que agrega profundidad a lo que podría ser solo una fábula mágica. Este manejo cromático se extiende a la forma en que la cámara «pinta» los paisajes de Oz. Los colores no solo construyen un mundo visualmente atractivo, sino que refuerzan el contraste entre la opulencia de Emerald City y los tonos sombríos asociados con la lucha y el rechazo.

Más allá de los números musicales y el deleite visual, Wicked se adentra en temas profundamente humanos. En este universo mágico, los animales están perdiendo la capacidad de hablar, un detalle que se convierte en una metáfora poderosa sobre la pérdida de derechos y la discriminación sistemática. Asimismo, el Mago, con toda su aura de autoridad sobrenatural, resulta ser un personaje vacío, un símbolo del descontento global con líderes que prometen mucho pero carecen de sustancia. Aunque Wicked pueda parecer una película dirigida a un público infantil, su narrativa está llena de mensajes universales que resuenan en espectadores de cualquier edad.

Wicked es más que una adaptación; es una reinvención visual y narrativa que aprovecha las fortalezas del cine para explorar temas atemporales. En manos de Chu, la historia de Elphaba no solo se canta, se baila y se actúa; también se siente. Y es precisamente en esta conjunción de arte visual y mensaje social donde Wicked logra brillar más intensamente. ✦

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